Del otro lado de la reja esta la realidad, de
este lado de la reja también esta
la realidad; la única irreal
es la reja; la libertad es real aunque no se sabe bien
si pertenece al mundo de los vivos, al
mundo de los muertos, al mundo de las
fantasias o al mundo de la vigilia, al mundo de la explotación
              o de la producción.
Los sueños, sueños son; los recuerdos, aquel
cuerpo, ese vaso de vino, el amor y
las flaquezas del amor, por supuesto, forman
parte de la realidad; un disparo en
la noche, en la frente de estos hermanos, de estos hijos,
             aquellos
gritos irreales de dolor real de los torturados en
el angelus eterno y siniestro de una brigada de policia
            cualquiera
son parte de la memoria, no suponen necesariamente
            el presente, pero pertenecen a la realidad. La unica
            aparente
es la reja cuadriculando el cielo, el canto
perdido de un preso, un ladrón o combatiente, la voz
fusilada, resucitada el tercer día en un vuelo inmenso
            cubriendo la Patagonia
porque las
masacres, las redenciones, pertenecen a la realidad, como
la esperanza rescatada de la pólvora, de la inocencia
estival; son la realidad, como el coraje y la convalecencia
del miedo, ese aire que se resiste a volver después
            del peligro
como los designios de todo pueblo que marchar hacia
            la victoria
o hacia la muerte, que tropieza, que aprende a defenderse,
            a rescatar lo suyo, su realidad.
Aunque parezca a veces una mentira, la única
mentira no es siquiera la traición, es
simplemente una reja que no pertenece a la realidad.


                            Francisco "Paco" Urondo (De Cuentos de Batalla. 1973-1976)

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